El Aborto como método de explotación capitalista

Claro, que no es el Fondo de Población la única institución con que juegan los intereses estratégicos de los Estados Unidos: una gran parte de los 385 millones de dólares (al cambio, muchos millones de pesetas) que el Congreso norteamericano dedicó en febrero del 97 a la planificación familiar en el Tercer Mundo, habrían de ser encauzados a través de la International Planet Parenthood Federation (I.P.P.F.), una multinacional del aborto fundada a principios de este siglo en Estados Unidos (Brooklin, 1916) por Margaret Sanger a partir de una clínica abortiva.

La I.P.P.F., por otro lado, tuvo mucho que ver con la redacción del documento propuesto –y afortunadamente rechazado- en El Cairo: el 31 de marzo de 1994, por ejemplo, I.P.P.F. se jactaba públicamente de que su presidente, Fred Sai, lo era a su vez de la tercera conferencia preparatoria, y de que la delegada de la organización abortista para el hemisferio occidental, Billie Miller, presidía el grupo de O.N.Gs y el comité de planificación. No decía, aunque era de dominio público, que Nafis Sadik, directora por entonces del Fondo para la Población de las Naciones Unidas, había trabajado con anterioridad para la I.P.P.F., lo mismo que el secretario de Estado adjunto para Cuestiones Globales de los Estados Unidos, antiguo director de la I.P.P.F. en Denver.

Junto a esa verdadera “multinacional de la muerte”, hay que citar también la Fundación Ford, la Fundación Rockefeller, el Alan Guttmacher Institute, que depende del I.P.P.F., o el Population Council, financiado por el gobierno norteamericano. Pero quizá el más importante instrumento de presión del “lobby” antinatalista sea el Banco Mundial, con su política dirigida a condicionar los créditos a los países pobres al grado de cumplimiento de las directrices marcadas por el Fondo para la Población de las Naciones Unidas.
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