La fertilización in vitro es un curioso adelanto de nuestra civilización. Primero se creó la píldora y luego se llegó a la fecundación in vitro.
Si uno reflexiona un poco, uno se da cuenta que: La píldora es para hacer el amor sin hacer el niño.
La fecundación in vitro es para hacer el niño sin hacer el amor. Y en cuanto al aborto, es matar al niño
Y en cuanto a la pornografía o la promiscuidad, es deshacer el amor.
Uno advierte que esas cuatro practicas son contrarias tanto al niño, como a la madre, como al matrimonio.
El placer sexual está ligado al amor y la fecundación está ligada a la copulación. Cuatro cosas que marchan juntas en la naturaleza humana.
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