En el mes de julio del año 1985 el Gobierno de Felipe González decidió sacar una Ley Orgánica para despenalizar el aborto en tres supuestos: riesgo físico o psíquico para la madre (en cualquier momento del embarazo), violación (sólo durante las 12 primeras semanas), presunción de graves taras físicas o psíquicas en el feto (durante las primeras veintidós semanas de gestación).
Pues sí, y como respuesta a esa “gran demanda social”; causa esgrimida por los socialistas para sacar adelante esta ley; llegaron los 9 abortos practicados en España durante los últimos cinco meses que le faltaban al año 1985.
Sí, y esa petición popular “aplastante” utilizada por los socialistas empezó a tomar forma real durante el año siguiente, cuando el porcentaje de abortos subió más de un 8000% y fueron ya 750 mujeres las que decidieron poner punto final a la vida de su hijo.
Y llegó 1987, el año del despegue definitivo, el que reafirmaba a los ahora llamados progresistas en su camino antinatural, con una subida del 2135% , traspasando la barrera de los dieciséis mil abortos.Y así, un año tras otro, un gobierno tras otro, las cifras del aborto han ido subiendo, con la sola excepción del año 1997, hasta situarse en los 112.138 en el año 2007 para un total que sobrepasa el millón doscientos mil abortos.
Y uno no entiende el oscuro empeño que movió a aquellas personas para sacar adelante una ley que, menos algunos grupos radicales, nadie demandaba. Y uno tampoco entiende cómo es posible que la conciencia de la sociedad española se haya transformado de tal modo que acepte ya el aborto como un medio anticonceptivo más.