Izaskun y otros supervivientes excepcionales

Los datos son reveladores de esta esquizofrenia social. La sociedad es cada vez más sensible a la integración de cualquier minoría, y más insensible a la exclusión prenatal de quien no responde a la normalidad genética. Tácitamente se admite que los padres tienen derecho a un hijo sano, aunque después se espera que las empresas no discriminen por la discapacidad. El síndrome de Down es solo una “capacidad diferente” si se trata del empleo, pero “una grave tara” si se trata del aborto.

La eugenesia impuesta por el Estado para mejorar la raza nos parecería un abuso, pero la eugenesia privada prenatal para evitar discapacitados en la propia familia se asienta como derecho.

No lo llamemos hipocresía. Simplemente son aspiraciones contradictorias de una sociedad que quiere tener todas las salidas abiertas. También Zapatero se emocionó sin duda con la pregunta de la simpática Izaskun, y probablemente hará lo que pueda por ayudarla. Pero a la vez su gobierno promete ampliar las facilidades para abortar, lo que provocará que en el futuro las Izaskun sean cada vez más supervivientes excepcionales.