En el marco del 36º aniversario de la legalización del aborto en Estados Unidos, Barack Obama firmó el viernes pasado una orden ejecutiva para quitar el veto que prohibía la aportación de fondos por parte del Gobierno para las instituciones que promueven el aborto en el extranjero.
Como era de esperar, el Fondo de Población de la ONU "celebró" la decisión del presidente, ya que a ésta y otras organizaciones que faciliten el aborto, sobre todo en los países "en desarrollo" como el nuestro, irán destinados unos 250 millones de dólares anuales del Gobierno norteamericano para financiar sus actividades.
Es curioso que en su primer discurso como jefe de Estado, Obama asegurara que usará el dinero público de manera "sabia" y, al mismo tiempo, aprueba un millonario plan para acabar con indefensas vidas humanas.
Pero tampoco sorprende la decisión, ya que durante su campaña electoral Barack Obama se mostraba abiertamente a favor del aborto, de las uniones homosexuales y la manipulación genética, entre otras polémicas cuestiones. Es más, de acuerdo a la prensa norteamericana, el presidente Obama, poco antes de derogar la moratoria impuesta por el ex presidente George Bush durante siete años, defendió nuevamente la práctica del aborto. El nuevo mandatario afirmó que la decisión de 1973, cuando este crimen se legalizó en Estados Unidos, vela por el derecho de libertad y salud reproductiva de las mujeres.
Al leer este tipo de declaraciones y, sobre todo, de quien provienen, lo único que nos resta es esperar que comience el "bombardeo" de nuevos proyectos de ley anti vida en nuestro Congreso. Para esto, es casi seguro que no faltará algún parlamentario que los impulse, sobre todo ahora que habrá "millones" de razones en juego.
