Virginia exigió al viernes a las clínicas abortivas que cumplan criterios sanitarios más estrictos que podrían obligar a algunas a salir del negocio, sumándose a los estados de Estados Unidos que han endurecido sus normas sobre el procedimiento.
Las normas, aprobadas por una abrumadora mayoría por la junta de salud de Virginia, podrían obligar a quienes realizan abortos a asumir costosas renovaciones, como la ampliación de pasillos y la instalación de nuevos sistemas de ventilación.
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