No hacer el diagnóstico prenatal de Síndrome de Down salva vidas

Esperanza -que así la llamaremos-, es la hija de una pareja de jóvenes, su madre no pasa de los veinte. Siguiendo el ya rutinario cribado de riesgo de cromosomopatía implantado en la sanidad pública, los padres de Esperanza fueron sometidos a él con la excusa de proporcionar tranquilidad, del derecho a la información y a decidir, de estar preparados para asumir un hijo enfermo y de “seleccionar pruebas” invasivas. Esperanza iba a ser seleccionada por unos tecnócratas de bata blanca. Mala fortuna tuvieron Esperanza y sus padres: la prueba de cribado reveló que había riesgo elevado de Síndrome de Down.
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