Una clínica estadounidense practica abortos a menores de 14 años con dinero público.

"Si la prostituta es de 14 años, el aborto es igual, pero más caro”. Dos vídeos secretos sobre Planned Parenthood revelan que la clínica aceptaba meretrices menores de edad y sin papeles. Ha recibido más de 1.000 millones de dólares públicos.

Un hombre entra en una consulta y se identifica como proxeneta. Le acompaña una de sus bisoñas empleadas, que acude en representación del gremio. Su propósito es desentrañar el procedimiento legal para obtener prescripciones de abortos, que, para su alborozo, no será tan escrupuloso como pensaban. “De acuerdo, no queremos que nadie tenga problemas”, asiente la directora de la clínica.

Una de las nimias singularidades de las prostitutas, no obstante, es que tienen “en torno a 14 o 15 años”, susurra el patrón. “Yo nunca les he dicho esto”, responde su interlocutora: “Pero si tienen 14 años o menos y necesitan un aborto sólo pasen por ahí... sus protocolos son menos estrictos”.

La orientadora busca un ejemplar de los derechos del menor y exclama: “¡Son como mi Biblia!”. Ríe con teatralidad. Sin embargo, surge otro inconveniente. “Algunas de mis chicas no hablan inglés...”, insinúa él. “Entiendo que no tienen papeles...”, confirma ella. La prostituta calla. “¡Inmigrantes bienvenidas!”, sentencia la gobernanta.

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