El pueblo polaco, que ya encabezó la liberación de los pueblos europeos sometidos a las dictaduras comunistas, ha demostrado que se puede superar fácilmente un largo pasado abortista. La legalización y promoción del aborto fue una creación del invasor nazi (1942), que retomó el comunismo bajo la imposición estalinista (1956). A los tres años de la liberación la democracia ha supuesto para Polonia la abolición casi general de una práctica que costó la vida a muchos cientos de miles de pequeños polacos y el sufrimiento de un número ingente de madres. De los casi sesenta mil abortos registrados en el año de 1990 se ha pasado a sólo ciento cincuenta y nueve de 2002. Además se han reducido mucho los asesinatos de recién nacidos, las muertes derivadas de embarazos y partos y los embarazos de menores.
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