Del aborto propiciado al aborto consentido

Cuando los organizadores de los 25-V supieron que en hospitales en los que la Iglesia tiene parte de responsabilidad administrativa y toda la responsabilidad moral, se estaban practicando abortos, entendieron que era una tremenda hipocresía manifestarse contra el aborto ante la clínica de un traficante de vidas humanas (¡abominable oficio!), cuando se estaban practicando abortos en hospitales tan “religiosos” (¡!) como San Juan de Dios y San Pablo. Tremenda hipocresía y solemne cara dura. Era una ineludible obligación moral denunciar primero el aborto que salpicaba moralmente a la Iglesia.
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