El último estudio sobre este tema del British Journal of Psychiatry confirma lo que muchos ya pensaban: abortar supone un aumento de riesgo de trastorno psíquico, es decir, el 'síndrome post-aborto'. El estudio, realizado por tres especialistas de nacionalidad neozelandesa, se centra en más de mil mujeres durante 30 años, empezando con una muestra original de 630.
Los autores, ante el supuesto de aborto legal por trastorno psíquico de la madre, afirman que “ningún estudio científico ha hallado que abortar reduzca el riesgo de trastornos psíquicos”. Y este es un dato clave porque el 97% de los abortos que se comenten en España se justifican precisamente por el riesgo para la salud psíquica de la madre. Pero éste no es nada más que el discurso de los charlatanes, porque no solo no está probado que el aborto constituya una terapia, sino que ahora además podemos constatar con datos científicos disponibles algo que ni la recta razón permitía pensar: la ruptura brutal de un proceso natural que imbrica de una manera tan equilibrada y compleja a dos seres humanos, la madre y su hijo, tiene en muchos casos una consecuencia psicosomática grave, que exige tratamiento médico especializado. La ocultación de esta realidad, no solo perjudica a la mujer porque le niega elementos de juicio, sino que impide luego la adopción de las medidas médicas adecuadas para tratar el daño causado.
La censura de la caja negra se extiende a otros aspectos fundamentales. Uno de ellos es el de la naturaleza del aborto. Sus imágenes están cuidadosamente vetadas en una cultura de la imagen donde impera la provocación, el mal gusto. Lo único que por lo visto atenta a la sensibilidad hasta el extremo de practicar una censura total es la visualización de un aborto.