Dorar la píldora - Opinion_Cartas_Director - Opinion - ABC.es

Escucho por la radio al presidente del Colegio de Farmacéuticos hablando sobre la píldora postcoital. Es sutil y curiosa la distinción que hace entre provocar un aborto e impedir la viabilidad del ser nonato. Según él, el aborto destruye esta vida incipiente (tiene toda la razón) y, en cambio, la píldora postcoital no es abortiva porque no destruye nada, sólo impide que el pequeño ser humano se quede donde está. Nadie lo toca, así que todos tranquilos. Dicho de otra forma: una cosa es matar al no nacido agrediéndole y otra es sacarlo de casa y dejarlo en un contenedor. Y nadie nos pedirá cuentas; nuestras manos están limpias: esto no es un aborto, sólo lo hemos echado.

Hay muchas formas de abortar: por acción más o menos violenta y por omisión de amparo y cuidados. Negar la viabilidad a un hijo también es acabar con él. El abandono (al comienzo del embarazo y en los primeros meses del nacimiento) es una forma tan agresiva y eficaz como cualquier otra. ¡Qué manera de dorar y endulzar una píldora «post» que elimina al hijo si la mujer está ya embarazada! Una píldora que de verdad evitara el embarazo no sería «post» sino forzosamente «precoital».