El progresismo de izquierdas y la necrofilia. Criterios, eldia.es

Como es evidente, igual que existen expertos que dicen que la vida humana no existe como tal hasta las cuatro semanas de gestación, existen otros, con igual o mayor prestigio intelectual y científico, que opinan que la vida existe desde el momento de la concepción y que, por ende, el aborto no deja de constituir sino la interrupción de una vida humana; una vida humana que se encuentra indefensa, dependiente de una madre, y que no ha tenido nada que ver, y, por consiguiente, no tiene culpa alguna de los condicionamientos que han derivado en su gestación y en su posterior desarrollo, aborto o nacimiento. Como excusa y coartada a sus actos, se aferran a ese lenguaje progresista tan de moda, en donde las palabras sólo indican lo que ellos quieren que signifiquen, y hablan del feto como un proyecto de algo que aún no es; algo que se puede manipular a conveniencia y en función de unos supuestos derechos adquiridos tan sólo por una de las partes en conflicto.

Se le achaca a la Iglesia católica que ataque (?) al Gobierno, o que se inmiscuya en la vida política de los ciudadanos cuando se opone frontalmente al aborto. Por lo visto, es necesario recordar que la Iglesia como institución ejerce un contrapeso necesario para equilibrar el desarrollo y la convivencia social de nuestra comunidad. La Iglesia sólo defiende aquello en lo que cree firmemente; en el caso que nos ocupa, y como no podía ser de otro modo, defiende y apuesta por la vida desde el mismo momento de la concepción y hasta las mismas puertas de la muerte. Sin atajos. Ideas que no impone; y que, consecuentemente, nadie que no sea creyente y se considere católico tiene por qué seguir. Pero lo que es indudable es que la Iglesia defiende unos determinados valores y principios que por su naturaleza están por encima de cualquier ley humana por muy constitucional que ésta sea.