Arancha Gómez llegó el pasado 25 de septiembre al Hospital La Fe embarazada de cinco meses y medio de una niña con una "amenaza de aborto" y perdió el bebé cinco días después.
Durante esos cinco días, según la madre de la joven, Arancha Membrilla, el corazón del feto latía cuando le ponían el monitor. Sin embargo, poco después de que el personal del hospital lo sacara y se lo llevara, les informaron que "había muerto".
Más tarde, los médicos tuvieron que realizar a Arancha un "raspado y una limpieza de la zona vaginal" y cuando terminó la intervención, en la que la paciente "se quedó con un seis por ciento de sangre" en el cuerpo, fue trasladada a la unidad de "intensivos de maternidad", donde permaneció durante más de veinte días.
Al parecer, como consecuencia del aborto, "había reventado el líquido amniótico" y le había afectado a los órganos, explica Arancha Membrilla, quien ha indicado que "perseguía" a los médicos pidiendo "que hicieran algo por ella".
