Dos realidades contrapuestas. Líderes europeos en el número de abortos y campeones mundiales de la adopción internacional, con casi trece niños traídos de fuera por cada cien mil habitantes. Una triste paradoja que anima a plantearse algunas preguntas inquietantes: ¿Por qué es tan complicado adoptar en España? ¿Por qué es tan fácil acabar en este país con la vida de los no nacidos? ¿Por qué hay tantas familias que deben recurrir a la adopción en China, Rusia o América? Y, sobre todo, la cuestión capital: ¿Por qué no existe la posibilidad de ofrecer en adopción a esos hijos no deseados o que no se pueden cuidar y cuyo terrible destino acaba siendo el ser aspirados o triturados en las clínicas abortivas?
«Queremos que España sea un país de acogida, no sólo para los inmigrantes, sino para nuestros propios hijos. Queremos ser un país acogedor para los niños en gestación. Queremos políticas de acogimiento familiar y de adopción, equivalentes, al menos, a las que ya existen, desde hace años, para los animales. Queremos para nuestros hijos las mismas políticas, al menos, que para nuestros animales», apunta Pilar Gutiérrez Vallejo, presidenta de Unidos por la Vida.